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RUTA A LA BRETAÑA 4ª Parte: Locronan → Daoulas → Plougonvelin Saint Mathieu → Museo de la Memoria.

RUTA A LA BRETAÑA . 4ª Parte: Locronan → Daoulas →  Plougonvelin Saint Mathieu → Museo de la Memoria.

Nuestro próximo punto de destino en la ruta a Bretaña era Locronan, nos llovió durante el recorrido desde Concarneau hasta Locronan pero por suerte cuando llegamos paro de llover y pudimos aprovechar el dia la verdad es que estábamos teniendo mucha suerte con el el tiempo casi no nos estaba afectando en nuestras visitas a los pueblos y ciudades.

LOCRONAN

Para aparcar en Locronan hay un parking justo a la entrada de la ciudad y también hay un area de autocaravanas justo al lado que casi sale mas a cuenta que el parking ya que si nos alargamos un poco en la visita el precio de las horas del parking supera a el de el area de autocaravanas. El precio es de 12 euros, tiene todos los servicios excepto electricidad, es un sitio muy tranquilo y tiene unas 40 plazas aunque no están bien delimitadas lo que hace que cada uno se coloque como mas le guste y se reducen muchísimo las plazas.

Llegamos casi a ultima hora de la tarde y nos daba tiempo de hacer una visita rápida ver lo mas importante y así al día siguiente ya con la plena luz del día volver a visitar lo que no pudimos hacer el día anterior.

El area está a escasos 50 metros del la entrada de Locronan por lo que enseguida empezamos a ver los primeros encantos turísticos.





Locronan es una población y comuna francesa, situada en la región de Bretaña, en el departamento de Finisterre, distrito de Châteaulin y cantón de Châteaulin.










El importante patrimonio arquitectónico de Locronan, bien conservado desde hace mucho tiempo, ha permitido que el pueblo sea miembro de la red Petites Cités de Caractère (pequeñas ciudades con carácter). Locronan ha sido recompensado con el distintivo: Pueblos más Bellos de Francia (Les plus beaux villages de France), concedido por una asociación independiente a las localidades de menos de 2.000 habitantes que poseen un rico patrimonio cultural y arquitectónico. 



Para conservar la autenticidad del centro histórico, se ha prohibido la circulación de coches y los carteles de las tiendas son de tipo tradicional. Destacan las panaderías-pastelerías que preparan deliciosos kouing-Amann.




Según cuenta la historia de Wiquipedia Locronan fue un foco religioso de origen celta, Locronan levantó su centro histórico de mansiones de granito azulado y la torre cuadrada de su iglesia, gruesa y solitaria torre de homenaje, bien abrigada contra el flanco de la montaña. Sitio esencialmente sagrado y, en los siglos XV a XVII, centro comercial de gran importancia: capital de la producción de lona para velamen en Bretaña, la edad de oro de este, hoy, importante centro del turismo bretón, favorito de los cineastas, que no ha olvidado su doble vocación ancestral.






El conjunto formado por las hermosas mansiones de la Grand Place enmarca la iglesia del priorato, testigo de la historia de esta ciudad. Importante centro sagrado de un nemetón celta, cristianizado en el siglo vii por San Román, este lugar fue inicialmente el centro del palacio, al pie de la montaña.


La iglesia dedicada a Saint-Ronan, que data del siglo XV, fue financiada por los duques de Bretaña, fue clasificada como Monumento Histórico en 1846. Es de estilo gótico flamígero. Observamos que el pórtico precede a una imponente torre cuya aguja, varias veces alcanzada por un rayo, fue retirada en el siglo XIX. 




Con más de 40 m de longitud, la iglesia alberga un púlpito del siglo XVII. El sepulcro del santo se encuentra en el anexo construido a principios del siglo XVI, la capilla de la Penitencia, con su sobria arquitectura.










Pudimos acceder al interior de la iglesia sin ningún problema aunque ya era avanzada la tarde, fuimos los últimos visitantes de ese día, detrás nuestro el encargado del recinto cerró la puerta hasta el día siguiente.



Alrededor de la iglesia, las cubiertas de pizarra son verdaderas obras de arte.


De su época de esplendor, el pueblo de Locronan conserva su plaza mayor pavimentada con pozo en el centro, la gran iglesia de San Román y sus mansiones renacentistas en granito y pizarra. Al atardecer con la puesta del sol las imágenes que podemos ver son espectaculares.




Al ser la ultima hora de la tarde la gente que había por la calle, la mayoría turistas eran muy pocos por lo que pudimos disfrutar de unas vistas magnificas.









Actividades paganas también ponen de relieve la belleza intacta de la ciudadela. Muchos cineastas franceses como Roman Polanski en su obra Tess han sacado partido de este marco incomparable sin cables eléctricos, ni antenas, ni semáforos, sin ningún vestigio de la vida moderna.





Se nos hizo de noche y nos fuimos de nuevo para la autocaravana, para la cena dimos cuenta de cuatro cosillas compradas anteriormente en una pescadería, la verdad es que estaba todo muy bueno.



Ya con el nuevo día por delante nos dirigimos al cementerio de Locronan que está justo en la parte trasera de la Iglesia de Saint-Ronan.


El cementerio de Locronan conserva un estilo antiguo, se a quedado un poco encajonado por la ciudad y realmente esta muy masificado y con falta de espacio lo que hace que sus tumbas estén unas muy cerca de las otras por lo que hace un poco complicado su recorrido pero lo que no le quita un especial encanto.





Como en casi todos los cementerios que hemos visitado no falta el recordatorio a los caídos en la primera y en la segunda guerra mundial y que por estas zonas fueron muy numerosos dada la cercanía a Inglaterra.

















Aquí finalizamos nuestra visita a Locronan, la verdad es que nos gustó muchísimo, nuestro nuevo punto de destino seria Daoulas para ver su Abadía y sus cercanías.

DAOULAS


Pudimos aparcar en uno de los parkings que tienen habilitados, estábamos prácticamente solos en el, supongo porque era fuera de temporada y al ser al medio día no había ningún visitante.


Antes de llegar a la Abadia de Doulas pudimos visitar la pequeña "Chapelle de Sainte-Anne" que está a escasos metros de la Abadia.



La historia de esta capilla se remonta a la época en que la Reina Duquesa Ana de Bretaña (1477-1514) hizo su estancia en la baja Bretaña en 1505. En uno de los primeros documentos en el que se menciona la “Sainte-Chapelle” Ana” data de 1509 , año en el que El abad obispo Jean du Largez concedió mediante fundación un terreno para esta capilla en Loperhet.




En un contexto más amplio, el de la vida municipal de Daoulas, la capilla de Santa Ana tenía un papel muy privilegiado. En este lugar era donde se reunía regularmente, antes de la Revolución, el cuerpo político de la ciudad, entonces compuesto por 12 miembros electos, encargados, entre otras cosas, de nombrar a los fabricadores de las distintas capillas y cofradías religiosas.
La historia de esta capilla de la ciudad de Daoulas se ha convertido en una parte duradera de la memoria daoulasiana como vínculo entre la ciudad y la Abadía de Notre-Dame.





Justo al lado de la Abadia nos encontramos con una pequeñita iglesia, la Iglesia de Saint-Roch que se convirtió en un lugar de culto. Hace pocos años en la base de esta iglesia se encontraron restos óseos, el origen de estos huesos se sitúa entre los años 1040 y 1211.



Por fin accedemos a la Abadía. La Abadía de Daoulas es una antigua abadía de la orden de San Agustín.



La antigua abadía de Daoulas se divide hoy entre una escuela, un sitio cultural, una iglesia y su cementerio.




La tradición cuenta que la abadía de Daoulas fue fundada en 1173 por Guyomarch IV de Léon , vizconde de Léon en expiación por el asesinato de su hermano Hamon, obispo de Léon , y que colocó allí canónigos regulares de la Orden de San Agustín. Esta fundación fue aprobada por Geoffroy , obispo de Quimper. Un castillo preexistente perteneciente al vizconde se habría transformado en una comunidad abacial.


Pero la leyenda de San Tadec y San Judulus relatada por Alberto Magno en la " Vida de San Jaoua " y retomada posteriormente por varios autores evoca un fundamento anterior: la leyenda dice que un señor de Faou, todavía pagano, cometió un Doble crimen en la iglesia de Daoulas:

Cuenta la leyenda que:
“Al enterarse de que los superiores de los monasterios de Cornualles, incluido Saint Jaoua , se habían reunido no lejos de sus tierras para conferenciar, este señor (...) fue acompañado por un grupo de soldados y derribó las puertas de la iglesia donde Se localizaron los enemigos de la antigua religión. San Tadec (o San Tudec) fue masacrado en el altar; a San Judulo le cortaron la cabeza mientras huía hacia Landévennec. Jaoua estaba muy feliz de poder regresar sano y salvo a Brasparts. Sin embargo, Dios vengó a sus siervos. Un horrible dragón asoló la ciudad de Faou y sus alrededores, el señor se convirtió en presa del espíritu maligno, y fue necesario todo el poder de San Pol, obispo de Léon, para derrotar al monstruo y curar al asesino. Éste, convertido al cristianismo, en reparación de su crimen fundó el monasterio de Daoulas, o de las dos llagas , de los dos dolores , en el mismo lugar donde San Judulo había sido asesinado por él. »












 El abad de Daoulas y los monjes gozaban de poderosos y numerosos derechos señoriales: nombraban a sus funcionarios de justicia, teniendo por ejemplo el derecho de preboste en Ploudiry, Sizun, Logonna, Forquilly ( Saint-Éloy ), Pontois (Ploudiry, La Martyre, Le Tréhou ), Le Fresq ( trève d' Irvillac ), y los guardas de sus bosques, tenían el derecho de alta justicia en varias parroquias ( se instalaron horquillas por ejemplo en Saint-Éloy, en Irvillac, etc.), tenían “ derechos de cohuage y comercios, ferias y mercados, mortuoria, horno común, molino, pesca, pesas, medida, calibrado, etc. ". La abadía tenía numerosas anualidades y regalías, por ejemplo "diezmos y primicias del trigo con la trigésima sexta gavilla" en Logonna (Logonna-Daoulas) o el derecho a "tres cosechas de avena pagadas anualmente por los señoríos de Faou, de Irvillac y Logona”, etc. También se beneficiaba de derechos annatos y prebendas sobre las parroquias o trèves de Bannalec, Berrien, Beuzec-Cap-Sizun, Carnoët, Kerfeunteun, Landeleau, Névet, Plomodiern, Plozévet, Scaër, Spézet, etc. En 1703, según las estimaciones de Dom Louis Pinson, la abadía disfrutaba de unos ingresos anuales de 12.000  libras.

El abad de Daoulas también disfrutaba del derecho de ofrenda en numerosas iglesias y capillas (por ejemplo en la capilla de Fontaine-Blanche en Plougastel), los derechos de honores y precedencia, enfeus y escudos de armas en muchos lugares, por ejemplo en la tregua .

Varios obispos sucesivos de Cornouaille también habían concedido derechos a la abadía de Daoulas: a partir de 1173, el obispo Geoffroy les cedió, por ejemplo, los beneficios y prebendas de las parroquias de Daoulas, Dirinon, Rumengol, etc.; en 1218, el obispo Guillaume les concedió los mismos derechos sobre varias otras iglesias y capillas como Sainte-Brigitte en Loperhet, Sainte-Nonne en Dirinon, Saint-Thomas en Landerneau, Saint-Baharn, Saint-Pierre y Sainte-Monique en Irvillac. etc.


En el recinto se encuentran varias estatuas, la de Saint-Jean-Baptiste que se encuentra en la iglesia abacial, las de Saint Sébastien y Saint Andrew que se encuentran en los jardines de la abadía y que fueron realizadas por el taller ducal de Folgoët.







Los edificios constituyen un testimonio excepcional del arte bretón desde la época románica hasta nuestros días.  Las excavaciones realizadas en el lugar desde 1990 parecen indicar que la vocación monástica no es anterior al siglo XII, pero los restos de la sala capitular podrían ser más antiguos.


Aqui terminamos nuestra visita a Daoulas, nuestro proximo destino estaba muy cerca: Plougonvelin, San Mathieu.

Plougonvelin, Saint Mathieu


Llegamos al faro de Saint Mathieu casi por casualidad ya que nos teníamos que desviar un poco de nuestra ruta marcada para llegar hasta el faro y en principio pensamos "uno mas, hay muchos por la zona" y estuvimos a punto de no verlo pero la verdad es que acertamos, es uno de los sitios mas bonitos que hemos visto de Bretaña y vale la pena su visita. 


Pudimos aparcar la autocaravana justo al lado del faro aunque creo que en verano debe de estar a tope, pero en los alrededores hay varios sitios en que está permitido para las autocaravanas.





La verdad es que visto desde fuera y por este acceso parece un edificio en ruinas que no tiene nada en especial para visitarlo, pero la verdad es que lo bonito se encuentra dentro del recinto.






Cuando entramos nosotros en el recinto de la Abadia de Saint Mathieu nos quedamos realmente sorprendidos por lo que estábamos viendo la verdad es que no nos lo esperábamos, es un espectáculo para los ojos, los colores verdes por la humedad de las paredes, el cielo azul, los suelos, los muros y columnas, demasiado para tan poco espacio. 




La abadía de Saint Mathieu o Finisterre como también le llaman cuenta con una fachada románica, arcadas de la nave y bóvedas del coro. no conserva ningún techo, lo que da rienda libre a pensar sobre su historia aunque realmente la abadía fue destruida en tiempos de Napoleón.




Las vistas de la Abadia de San Mathieu son realmente espectaculares y no dejan de sorprendernos.








Por una de las salidas y ya en el exterior de la Abadia, a poca distancia del faro de Saint Mathieu, casi dominando el mar, se encuentra un edificio militar utilizado como radar para el servicio de navegación costera, esta prohibido su acceso al publico al tratarse de una instalación militar.







Los restos de antiguas cocinas aun se medio conservan con las chimeneas en las mismas estancias casi intactas.


Al salir de la Abadia en ruinas podemos ver la pequeñita Capilla "Notre-Dame des Grâces".
Esta en perfecto estado de conservación y en ella podremos ver un pequeño museo, ubicado en el interior de la Capilla de Nuestra Señora de Gracia, alberga algunos de sus vestigios . Este sitio también alberga el Memorial Nacional para los Marineros que murieron por Francia, fue consruido en 1927.












El faro de Pointe Saint Mathieu es uno de los más bellos de la costa francesa y uno de los más potentes, su alcance supera los 50 km.
El faro actual fue construido en 1835 y electrificado en 1932.


El faro de Saint Mathieu está abierto al público en verano, durante las temporadas de mayor afluencia turística. Para llegar a la cima, tendrás que subir una escalera interior de 163 escalones. El precio de la entrada es de 5€ y tendrás acceso a una bonita vista desde los 37 metros del faro tras subir los 167 escalones, la entrada también da acceso al museo de la Abadía de Finesterre de St Mathieu. Nosotros no pudimos acceder a el porque estaba cerrado.




Justo al lado de la Abadia podremos ver también un "Memorial a los marineros muertos por Francia".







Aquí terminamos la visita a la Abadia y al faro de Saint Mathieu y nos íbamos a desplazar muy poco unos 500 metros hasta nuestra próxima visita que era al Museo de la Memoria, un bunquer antiaéreo y de observación que construyo el ejercito alemán durante la segunda guerra mundial.

MUSEO DE LA MEMORIA (PLOUGONVELIN)


A escasos 500 metros del faro de Saint Mathieu se encuentra un museo de la memoria de la segunda guerra mundial, es una visita que tampoco no nos podemos perder. Se trata de un enorme bunker de hormigón del mando alemán que se ha conservado intacto y el cual se puede visitar por dentro y por fuera.


Justo a la entrada del museo hay un enorme parking en el que podremos aparcar sin ningún problema, la entrada cuesta unos 8,5 € y durante el invierno está cerrado, en el siguiente enlace se pueden ver los horarios y tarifas del museo.



Una vez que accedemos al recinto del museo podremos observar el interior y el exterior del bunker en el que se conservan casi intactos todos los elementos que hacían que pudiera funcionar dicho bunker.



Desde la azotea del bunker que tiene 5 pisos se divisa desde el mar hasta el interior del territorio, era una posición muy estratégica para los intereses del mando alemán.



En este lugar estaba instalada la batería de artillería de marina Graf Spee, la más importante de Finisterre por su potencia y tamaño.







En los alrededores de la instalación también podremos ver vehículos militares de la época y munición empleada por barcos, aviones, carros de combate, baterías antiaéreas, etc.










También podremos ver y pasear por las trincheras que rodean el enorme bunker a través de los cuales podían acceder a la baterías antiaéreas y a los puestos en donde se encontraban los soldados con las ametralladoras, con los almacenes de munición debidamente protegidos en subterráneos.




El nivel de conservación del lugar es increíble por lo que parece que aun este en activo el bunker.





El bunker está totalmente integrado con la naturaleza, el ganado y los campos de cultivo están justo al lado del recinto.


Si entramos en el interior del Bunker podremos ver las instalaciones internas, los puestos de control de acceso, los puestos de mando, estancias de los soldados, almacenes de munición, etc. Se ha conservado y recreado el interior del bunker tal y como era cuando estaba en activo durante la segunda guerra mundial.



Los pasillos son como autenticos laberintos, es muy fácil perderse por ellos.



Unos pequeños altavoces recrean la vida cotidiana en el bunker, la verdad es que algún susto nos llevamos cuando las pisadas y voces de los soldados pasaban por nuestro lado, la escenificación es realmente muy buena.








Son casi 500 metros cuadrados de pasillos, habitaciones, almacenes, centros de mando repartidos en cinco pisos de altura que lo convierten en un autentico laberinto.




En el interior podremos ver también objetos cotidianos que se usaban durante la segunda guerra mundial muchos de los cuales fueron recuperados en las cercanías del lugar y aportaciones de coleccionistas.



Aurélien y Clément, dos hermanos coleccionistas y apasionados de la historia, han transformado esta fortaleza de hormigón y laberinto alemán en un museo. Miles de objetos, documentos y fotografías de la época forman parte de esta gran exposición de cerca de 500 m², que se nutre igualmente de testimonios directos y anécdotas de la segunda guerra mundial.






Finalizamos aquí nuestra visita al museo y abandonamos Saint Mathieu para dirigirnos a nuestro próximo destino Morlaix.



















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